Yo no sé que sucedió,
Jamás nadie me habló así.
Fue su palabra, su mirada,
O fue su voz,
Lo que a mí me transformó.

Dejé mi cántaro vacío
Y en soledad,
En el camino
Junto al pozo de Sicar
Donde aquél hombre me habló.

De un amor más allá del infinito,
De mi sed y del agua que la podía saciar.
Y de un don que yo aún no conocía,
De una vida que lleva a la eternidad.

Viviré porque Él me dio la vida,
Anunciaré a los hombres su verdad.
Me eligió para ser su instrumento,
Nuevo apóstol, nueva vida, nueva luz.

Aquel hombre que yo vi,
Y que no pude olvidar.
Me dijeron que murió en una cruz
Sólo por amor a mí.

Hoy quisiera ofrecerle
Mi libertad,
Una vida entregada a la misión,
Predicar lo que Él me habló.

De un amor más allá del infinito,
De mi sed y del agua que la podía saciar.
Y de un don que yo aún no conocía,
De una vida que lleva a la eternidad.

Viviré porque Él me dio la vida...